jueves, 7 de enero de 2010

La ideología

de izquierda a derecha: Jorge Alves (Director de Cultura Municipal, San Miguel de Tucumán), Ricardo Salim (Secretario de Estado de Cultura de la Provincia de Tucumán), Rubén Amaya, Domingo Amaya (Secretario de estado de Turismo de la Provincia de Tucumán)
El origen:
La palabra ideología fue utilizada por primera vez, por Destutt de Tracy, filósofo contemporáneo de la Revolución Francesa. La escuela que encabezaba, concebía a la ideología como una disciplina filosófica cuyo objeto era el estudio del origen de las ideas. Naturalmente la posición filosófica de éstos, tenía una marcada tendencia política.
Su propuesta era analizar el espíritu humano con el método de las ciencias naturales, desechando los dogmas religiosos. Continuaban así, las ideas de los grandes filósofos de la ilustración, precursores de la Revolución, críticos implacables de los prejuicios religiosos a los que consideraban un obstáculo para lograr un orden social racional y justo. Más allá de una ciencia de las ideas, la ideología intentaba un estudio del hombre en la sociedad. Los ideólogos se proponían influir en la sociedad, especialmente en la organización educativa.
Cada uno de estos puntos, la libertad política, la oposición a la religión y el proyecto de incidir en la educación pública, les significó una dura oposición de Napoleón Bonaparte que aplicó una connotación despectiva al término ideólogo, considerándolo propulsor de una actividad teórica desligada de la realidad.
Napoleón proyectaba transformar a la república democrática en una autocracia imperial, asumiendo naturalmente él mismo como emperador. Con este objetivo proponía la restauración de la religión como elemento de dominación y sostén de la propiedad privada.
Los ideólogos no tuvieron en cuenta que los ideales de una sociedad justa y racional fueron apenas un instante en la revolución burguesa, y que éstos (los burgueses) apenas afirmados en el poder, adaptaron las banderas de la revolución: Libertad, Igualdad y Fraternidad, a la medida de sus intereses. Libertad jurídica de los obreros, pero económicamente obligados a trabajar para los dueños de los medios de producción, Igualdad de los patrones para sostener la desigualdad económica, y Fraternidad entre la clase dominante para sostener sus intereses.
Carlos Marx durante su exilio en París, copió partes de “Elementos de Ideología” de Destutt de Tracy. En su obra, al considerar las mistificaciones de las ciencias sociales burguesas, profundiza algunos conceptos:

Carlos Marx
“La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material, dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios de producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente...Los individuos que forman la clase dominante tienen también, entre otras cosas, la conciencia de ello; por eso, en cuanto dominan como clase y en cuanto determinan todo el ámbito de una época histórica, se comprende de suyo que lo hagan en toda su extensión y, por tanto, entre otras cosas, también como pensadores, como productores de ideas, que regulen la producción y distribución de las ideas de su tiempo; y que sus ideas sean, por ello mismo, las ideas dominantes de la época...La división del trabajo se manifiesta también en el seno de la clase dominante como división del trabajo físico e intelectual, de tal modo que una parte de esta clase se revela como la que da sus pensadores (los ideólogos conceptivos activos de dicha clase, que hacen del crear la ilusión de esta clase acerca de sí misma su rama de alimentación fundamental), mientras que los demás adoptan ante estas ideas e ilusiones una actitud más bien pasiva y receptiva, ya que son en realidad los miembros activos de esta y disponen de poco tiempo para formarse ilusiones e ideas acerca de sí mismos. Puede incluso ocurrir que, en el seno de esta clase, el desdoblamiento a que nos referimos llegue a desarrollarse en términos de cierta hostilidad y de cierto encono entre ambas partes, pero esta hostilidad desaparece por sí misma tan pronto como surge cualquier colisión práctica susceptible de poner en peligro a la clase misma, ocasión en que desaparece, asimismo, la apariencia de que las ideas dominantes no son las de la clase dominante, sino que están dotadas de un poder propio, distinto de esta clase.” (Marx y Engels. “La ideología Alemana”)El materialismo histórico sostiene que la sociedad puede analizarse en su totalidad desde tres niveles: económico, jurídico-político e ideológico. El nivel económico es la base y los otros dos, la “superestructura”. Esta división intenta señalar que antes de internarse en política o elaborar ideologías, el hombre debe asegurar las condiciones de producción y reproducción de su propia vida material; que es un error estudiar una sociedad a partir de las ideas que de ella se hacen los individuos o grupos que la integran.
Estas ideas, aunque no representan una imagen objetiva de la sociedad, cumplen una función en estas mismas sociedades. En algunos casos, contribuye al ocultamiento de la explotación económica y la dominación política de clase, en otros, ofrece una imagen de sí mismas y del sistema social global a las diversas clases sociales.
Las corrientes ideológicas son la suma de ideas políticas, económicas, jurídicas, morales, religiosas, estéticas y filosóficas. No están sostenidas por el conocimiento, que posibilita una representación objetiva del mundo, sino que, sin dejar de incluir algunos aspectos científicos, es un reconocimiento de los elementos de las diferentes clases y grupos entre sí. Significa una adaptación de los hombres a la realidad social.
Las ideologías no son patrimonio exclusivo de los ideólogos. Todos los individuos contienen y expresan una ideología, no sólo en los mensajes que emiten sino también en su conducta. Esta condición es uno de sus aspectos más importantes, ya que pone de manifiesto que no se trata sólo de sistemas teóricos, sino que actúan en la acción social.

¿Qué es la ideología?El tema de la ideología está vinculado con el concepto del saber. De acuerdo con Nietzche o Foucault, “el saber”, es una arquitectura de la mentira.
La “verdad”, es un concepto convenido, de acuerdo con la situación política, económica, social, que se sostiene en el “olvido” del hombre de que la “verdad”, el “saber” son mentiras necesarias organizadas por el poder para sostenerse. A partir de esta propuesta, la ideología sería un edificio de verdades, construido sobre una estructura de mentiras.
Un ejemplo. El salario se presenta como el precio del trabajo,. En realidad, el salario no retribuye el valor, sino la fuerza de trabajo gastada al realizarlo. El salario no está determinado por el valor de la producción, sino por la cantidad de bienes necesaria para recomponer la fuerza de trabajo gastada en el proceso de trabajo. Esta cantidad es siempre inferior a la primera, esto constituye la plusvalía capitalista.
Este disfraz con que se presenta el salario, es usado para eludir la existencia de la explotación. Es edificar una ideología como un canto a la pureza del capitalismo. Esta mentira organizada produce serias consecuencias en la lucha política, dado que obstaculiza el acceso de los explotados al conocimiento de las causas reales de su situación.
Pero las ideologías no constituyen exclusivamente un engaño que los ideológos de las clases dominantes elaboran para consumo de los explotados. Su elaboración implica la visión parcialmente consciente que los individuos de las diferentes clases tienen de su dominación. En un país de producción capitalista, tanto las clases hegemónicas como las dominadas, tenderán a representarse su situación a partir de apariencias creadas por el funcionamiento del mismo.
Esta visión aparente no constituye un error en el análisis del sistema social, sino que se apoya en características objetivas, que debido al propio funcionamiento del sistema toman relevancia sobre otras, que permanecen ocultas pero que son esenciales para su definición.


DefinicionesHay una variedad de definiciones sobre la ideología. Aún dentro del materialismo histórico conviven opiniones diferentes. Althusser dice: “la ideología es una representación de lo real, pero necesariamente falseada dado que es necesariamente orientada y tendenciosa; es tendenciosa porque su fin no es el de dar a los hombres el conocimiento objetivo del sistema social en que viven, sino por el contrario ofrecerles una representación mistificada de este sistema social, para mantenerlos en su lugar en el sistema de explotación de clase”. Para Adam Schaff, la ideología designa ”las opiniones referentes a los problemas del objetivo deseado en el desarrollo social, opiniones que se forman sobre la base de determinados intereses de clase, a cuya defensa contribuyen”También es importante reconocer que la teoría de las ideologías no tuvo el mismo desarrollo que las teorías económicas o políticas. Probablemente esto se debe a la complejidad del tema y sus múltiples aspectos
Su funciónHay ideologías dominantes y dominadas, paralelamente a las clases sociales existentes. La ideología burguesa es la dominante, incluso y especialmente sobre la ideología proletaria. Esto determina que los movimientos de protesta de los sectores sumergidos, generalmente se limitan a las reivindicaciones salariales, sin atacar los fundamentos de la explotación.
No sólo surgen ideologías por su extracción social. También existen ideologías estéticas, éticas. La lucha por la autonomía de algunas regiones, no produce una coincidencia mecánica con la ideología de clase. Es conocido el resultado de haber intentado forzar una identificación del realismo socialista, con los intereses del proletariado.
"Cuando la revolución tomó el poder, se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró un nuevo impulso.  Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia. En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver: la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.(El socialismo es joven y tiene errores. Los revolucionarios carecemos muchas veces de los conocimientos y la audacia necesaria para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales; y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los crea. La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorbe. No hay artistas de gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objeto principal: educar al pueblo.
Se busca entonces la simplificación: lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la investigación artística y se reduce el problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista, sobre las bases del arte del siglo pasado.
Pero el arte realista del siglo XIX también es de clase, más puramente capitalista, quizá, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura lo ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente; en arte, su decadencia de hoy. Pero ¿Por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista la “libertad”,
porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico-cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal”. Ernesto “Che “ Guevara. El socialismo y el hombre en Cuba. Marcha. Montevideo. 1965)
Los aparatos ideológicosLa implementación de la ideologia burguesa y la construcción del consenso en el conjunto de la sociedad, depende del funcionamiento de una variedad de instituciones sobre las cuales se sostiene la sociedad civil. Es decir, además del Estado con todas sus dependencias: El Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial; la educación pública, el sistema carcelario, los manicomios, las organizaciones sindicales, los medios de comunicación, iglesias, escuelas privadas, asociaciones culturales, los partidos políticos que expresan diferentes matices del poder.
“... En otros términos, la escuela (pero también otras instituciones del Estado...) enseñan habilidades pero en forma que aseguran el sometimiento a la ideología dominante o la maestría de su práctica”.
(L. Althusser. “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”. La Penseé. Buenos Aires. 1970) Durante el feudalismo, el campesino podía ser el dueño de los medios de producción (la tierra, los elementos de labranza), por lo cual, para que no se resista a entregar parte de su trabajo al señor feudal, era necesario, ya sea del uso de la violencia o la más o menos sutil coacción de la ideología. En esta tarea, fue fundamental la acción de la iglesia, que concentraba no sólo las funciones religiosas sino también las escolares y culturales. Por ello, durante los siglos XVI y XVII, los pensadores de la burguesía, en su lucha por el poder, identificaron como uno de sus principales enemigos a la iglesia.
Althusser sostiene que en los países capitalistas, este papel de la iglesia fue reemplazado por la escuela: “Creemos tener buenas razones para pensar que detrás del funcionamiento de su aparato ideológico de estado político, que ocupa el primer plano, lo que la burguesía pone en marcha como su aparato ideológico de estado N° 1, y por lo tanto dominante, es el aparato escolar... la pareja Escuela-Familia ha reemplazado a la pareja Iglesia-Familia”
(L. Althusser. “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”. La Penseé. Buenos Aires. 1970)La adaptacion de los niños a la organización social, en sus primeros años, está en manos de la familia. De todas maneras, el Estado se reserva la posibilidad de intervenir si esta adaptación no es adecuada, mediante la reglamentación de la “patria-potestad”
Luego, la escuela toma a su cargo obligatoriamente a los niños de todas las clases sociales y los somete a un proceso de inculcación, justamente en su período de mayor receptividad, enseñándoles un conjunto de conocimientos prácticos elaborados por la ideología de la clase dominante; conocimientos teóricos: moral, una versión oficial de la historia nacional, instrucción cívica o educación democrática, filosofía. Desde luego que este mecanismo se presenta encubierto por una visión ideológica que presenta al aparato educativo como un medio neutro, libre de toda ideología.
Los conceptos ideológicos inculcados en la escuela se enseñan también en la Familia, la Iglesia, el Ejército, en los Buenos Libros, en los films y hasta en los estadios. Pero ningún aparato ideológico del Estado dispone durante tantos años de la audiencia obligatoria (y por añadidura, gratuita) de la totalidad de los niños de la formación social capitalista” (W. Reich. “Psicología de Masas del Fascismo”. Ed. Latina. Buenos Aires. 1972)

No se trata de negar la importancia de la educación, ni el avance que significa haber logrado el derecho a la educación gratuita y universal, sino poner en evidencia el abuso de poder de los sectores dominantes. Mas allá de la posición o las intenciones de los docentes, el rol de la escuela es consecuencia de los límites que le fija el Estado, que incluso interviene cuando un educador se “escapa del programa”, intentando aportarle al niño una orientación ideológica que cuestione al sistema.
Wilhelm Reich, psicoanalista alemán, analizó la importancia del nivel ideológico y su relativa autonomía de la situación económica individual. A través de los censos de Alemania y comparándolos con los resultados electorales que producen el ascenso del nazismo, deduce que esos resultados sólo son posibles porque no sólo la burguesía sino un gran porcentaje del proletariado responde a ideas de derecha.
Reich avanzó en sus análisis sobre el papel de la organización familiar en el proceso de transmisión ideológica, vinculándolo a la represión sexual. El objetivo de esta represión es
fabricar un ciudadano que se adapte al orden fundado sobre la propiedad privada, que lo tolere pese a toda la miseria y humillaciones que comporta. Como etapa preparatoria en esta línea, el niño pasa por el estado autoritario en miniatura que es la familia, estructura en la que debe adaptarse si quiere más tarde poder insertarse en el marco general de la sociedad... la conexión de la estructura socio-económica y de la estructura sexual de la sociedad se producen en los cuatro o cinco primeros años de la vida y en el seno de la familia. La Iglesia, después, no hace sino perpetuar esa función. Es por esto por lo que la sociedad de clases manifiesta un interés inmenso por la familia: se ha convertido en su fábrica de estructura y de ideología"
La muerte de la ideología
Cuando Francis Fukuyama hizo su publicitado augurio del “fin de la historia”, sobraron quienes aplaudieron la tesis según la cual, la ciencia y la tecnología, montadas sobre la extinción de los proyectos colectivos y de las ideologías, proveerían las soluciones que la humanidad había buscado por los turbios y contaminados caminos de la política.
Se festejaba la muerte de la utopía. El nacimiento de un mundo sin fronteras. No quedaba claro el papel de los habitantes de los países-barrios suburbanos del mundo. Aceptar que la globalización es la única vía armónica “con la naturaleza de las cosas”, equivale a analizar la evolución social desde un punto de vista por el cual, en la futura sociedad sólo pueden sobrevivir los más fuertes, los más poderosos. Lo cual constituye una ideología.
El origen
El sociólogo, C. Wright Mills, definió el origen de la, “ideología del fin de las ideologías”. Señala, en los años cincuenta, al Congreso por la Libertad de la Cultura, entidad, que, al descubrirse que era financiada por la CIA, no tuvo más remedio que disolverse.
"Los hechos son debidamente pesados, cuidadosamente equilibrados y siempre orillados. Su poder de indignar, su poder de ilustrar realmente en un sentido político, su poder de contribuir a la decisión y hasta su poder de aclarar alguna situación, todo eso es borrado o destruido. En suma, el hecho y la idea están aislados, de manera que las verdaderas cuestiones nunca se plantean y el análisis del significado de los hechos ni siquiera se inicia. En última instancia el “fin de la ideología” es una desilusión de todo apoyo al socialismo en cualquier forma reconocible. Esa es la única “ideología” que ha dejado realmente de existir para esos escritores... es un hecho reconocido hasta por los niños que toda reflexión política que tenga significación pública es ideológica; en sus términos se critican o se aprueban políticas, instituciones y hombres de poder”
(C. Wright Mills. “El fin de las ideologías”. Bs. As. 1962)No hace falta ser demasiado lúcido, para entender que la teoría del “fin de las ideologías”, está al servicio de la ideología dominante, utilizando un aparente rechazo a las formulaciones políticas en el nivel teórico. Esta “orientación” de atenerse a los hechos, vinculada a la neutralidad del conocimiento, es la tarea de los intelectuales, para justificar su accionar político en función de los intereses de la clase dominante, como si fuera una labor puramente técnica y el único camino posible.
Ideología y políticaLas ideologías no son simplemente sistemas más o menos coherentes de ideas. Son el reflejo y el fundamento de los proyectos de las diferentes clases sociales.
En América Latina, los pensadores liberales de fines del siglo XIX, reconociendo a las ideologías dominantes como “producto de importación”, valoraban esta condición como un factor civilizador. Otros, consideran este hecho como una de las causas del subdesarrollo.
“Lo que ha faltado casi siempre en ambas perspectivas, es un estudio que señale al mismo tiempo las características esenciales de los sistemas ideológicos importados, pero también su redefinición de las diferentes situaciones nacionales latinoamericanas. Para el caso de la Argentina, esto implica la visualización del país en el contexto internacional, caracterizado por la expansión del capitalismo, pero sin considerar a la estructura interna como mero “reflejo” de las transformaciones de la situación internacional.
Veamos el rol jugado por la ideología liberal. En el siglo pasado, toma auge la economía primario exportadora. La incorporación de los países latinoamericanos a la reorganización de la división internacional del trabajo se procesa en el marco de la exportación de alimentos y materias primas a los países centrales. En la Argentina, previamente, los sectores ganaderos de la llanura pampeana y el litoral, deberán derrotar a los sectores vinculados al mercado interno, e imponer su hegemonía al resto de la sociedad. El liberalismo pasará a ser el aspecto dominante de la ideología dominante”.
(Vasconi y García “Las ideologías dominantes en América Latina”. Sociedad y desarrollo, vol.1)
Esta economía latifundista-exportadora, necesitaba un Estado que garantice el dominio del grupo mencionado sobre el interior del país y el conjunto de la sociedad. Para ello, la ideología liberal instituyó la libre iniciativa individual impulsada por el afán de lucro; como reguladora de la producción y de los precios y el libre juego de las leyes del mercado.
Esta acción del liberalismo argentino, produjo dos efectos. Por un lado, un pensamiento de la burguesía europea, para fundamentar ideológicamente la lucha contra las restricciones feudales aún existentes, que dificultaban el desarrollo capitalista, es transformado para fortalecer el dominio sobre los demás sectores de la sociedad; por otra parte, al excluir a las otras clases y grupos, se constituye como un grupo liberal de carácter oligárquico.
Esta imitación es sólo en sus aspectos negativos. Sin aquella primera etapa de invención, exploración, inclusive de aventura, la identificación es sólo con el rostro final. No quema etapas. Sin haber conocido la alegría de la niñez, la intrepidez de la juventud, la burguesía nacional nace vieja y decrépita, con el rostro de la oligarquía.
Una consecuencia posterior y no casual, es que todos los sectores sociales, movimientos o partidos políticos surgidos, quedaron enmarcados por la ideología burguesa. Los dos movimientos populares reconocidos en la historia Argentina del siglo XX, el radicalismo y el peronismo, no se plantearon transformar al orden burgués; a lo sumo proponen modificar algunas de sus facetas. Incluso los partidos socialistas y el Partido Comunista Argentino y sus ramificaciones, plantearon su lucha dentro del sistema. Lo más avanzado se produjo en el movimiento obrero, donde encarnaron las ideas anarquistas.
El fracaso de los partidos comunistas en Latinoamérica, se debe a errores en algunos casos y en otros, francamente traiciones a los principios del marxismo, a la clase obrera, a sus pueblos. Esto se debe a no haber sabido, o no haber querido interpretar la realidad del continente y como adoptar las tesis del marxismo a esta realidad, como lo supo hacer Chile, obligando a un sangriento golpe de estado del imperialismo, o como lo hizo Cuba.
La elaboración teórica “importada”, sin una debida inserción en la conciencia y la acción del pueblo, se convierte en una prédica vacía y deshumanizada, para actuar finalmente como otra forma de enajenación y confusión de las masas. Se convierte en una tragicomedia, como el codovillismo * argentino, que no es una caricatura de la revolución del proletariado soviético, sino una caricatura de la caricatura de este: el stalinismo. (Codovillismo”, por Victorio Codovilla, Fundador y Secretario General del Partido Comunista Argentino)
Cuando George Soros, uno de los especuladores más grandes y rapaces del mundo, publicó un libro poniendo en cuestión algunos de los aspectos más destructivos del capital especulativo, los intelectuales de izquierda comenzaron rápidamente a reproducir sus citas como evidencia de que efectivamente “la globalización del capital” era una amenaza para la humanidad. Pero este no es un caso aislado, "muy a menudo los intelectuales de izquierda, para reforzar sus argumentos, buscan fuera fuentes de “respetabilidad” citándolas como “impecables” o como “nada sospechosas”, como si la investigación y erudición de izquierdas fuese menos digna de confianza o menos verosímil. La búsqueda de la respetabilidad burguesa por parte de la izquierda tiene profundas implicaciones cuando se pretende analizar el problema de la hegemonía burguesa sobre las clases populares y el desarrollo de una cultura política e intelectual alternativa”
(James Petras. Pagina 12. Agosto 3 de 2001)Frente al avance, tímido y recortado, de las reivindicaciones de las masas, la burguesía, comenzó a sospechar que la formalidad de la democracia no garantizaba sus privilegios. Fracasada su táctica del “fraude patriótico”, la oligarquía delega el cuidado del poder a las dictaduras militares.
Una vez cumplidas las tareas encomendadas, la fuerza militar es reemplazada por los mismos que manejaron el país, mimetizados dentro de los partidos “populares”, el radicalismo y el peronismo. Volvemos a Nietzche y Foucault, y la arquitectura de mentiras.
Entonces se plantean dos cuestiones. Una es desde donde se intenta demistificar a la ideología.Desde el poder, para sostener un mundo cruel, inhumano, o desde el pensamiento humanista, para cambiar ese mundo. La otra cuestión es que, así como el poder necesita inventar “verdades”, los explotados, los eternos buscadores de la utopía, necesitan construir las suyas, porque les sirven para no bajar los brazos.
La perversión del lenguaje
Cortázar dice que entre otras cosas, nos robaron el lenguaje, el manejo y el significado de las palabras, y es responsabilidad del escritor recuperarlas.
“En nuestra época, la oratoria y los escritos políticos son en gran medida la defensa de lo indefendible... Aldeas indefensas son bombardeadas desde el aire, sus habitantes obligados a huir al campo, el ganado es acribillado a balazos, a las chozas se les prende fuego con balas incendiarias. A esto se le llama pacificación. A millones de campesinos se los despoja de sus tierras y se los obliga a viajar por las rutas sin más que lo que tienen puesto. A esto se le llama transferencia de población. A la gente se la encarcela durante años sin proceso, o se les tira un balazo en la nuca, o se los envía a morir de escorbuto en los campamentos de leñadores del Artico. A esto se le llama la eliminación de elementos poco confiables. Se precisa esta fraseología para nombrar algo sin evocar la correspondiente imagen mental”
(George Orwell. “La política y la lengua inglesa”)La palabra fue siempre un lugar de conflicto. En el posmodernismo ocupa una especial atención. A fines de los 80 surge entre estudiantes izquierdistas, ecologistas y feministas de las universidades norteamericanas, “el espíritu políticamente correcto”. El término “políticamente correcto” y sus siglas (PC) fueron acuñadas por el periodista Richard Bernstein, del The New York Times. Veamos algunos ejemplos
Expresión anterior -
Término políticamente correctoNegros - Afroamericanos
Homosexuales - Comunidad gay
Enanos - Personas que no alcanzaron la estatura promedio
Discapacitado - Persona con otras capacidades
Deficiente mental - Individuos de distinto desarrollo mental
Marido/mujer - Pareja
Aburrido - Interesante en otros temas
Zoológico - Parque para conservación de la vida salvaje
Pobre - persona con necesidades básicas insatisfechas
Indio - Americano nativo
Desocupados - Desincorporados
Inmigrantes ilegales - Extracomunitarios/ nómades
Desalojados - Relocalizados
Recesión Período de ajuste
Despidos masivos - Reversión laboral
(Diccionario del Smith College de Massachusetts; Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri; Diccionario políticamente correcto de Berard Y Cerf;)Esta modalidad, según sus defensores, apunta a desactivar las formas de nombrar al otro de manera desvalorizadora, las discriminaciones, una búsqueda de tolerancia frente a las diferencias. Desde el manejo deshonesto de la clase política, el objetivo es tornar invisible el conflicto social, partiendo del principio de que aquello que no se nombra, no existe.
En La Argentina, a partir de las corrientes inmigratorias, el lenguaje encontró las formas de convivencia. Un ejemplo lo da el sainete con apelativos cómicos, como tano, gallego, turco, polaco, compadrito. Distinto es el apodo ofensivo del cabecita negra, dirigido hacia las masas peronistas. Nuestro vocabulario es una mezcla de apelativos con contenidos de convivencia democrática, con eufemismos que buscan la exclusión de los “inferiores”.
Maravillosas palabras por lo que significan y ofrecen, tomaron una imagen tenebrosa para nuestros pueblos confundidos, mal formados y peor informados.
“Subversivo” se convirtió en sinónimo de terror, violencia. En realidad, los grandes subversivos del siglo XX, fueron Einsestein, Chaplin, Picasso, Darío, Neruda, Einstein, para ofrecer una pequeña muestra de los que subvirtieron el mundo, aportándole belleza.
Al solidario, comprometido con la suerte y la desgracia de sus semejantes, lo convirtieron en un “infiltrado”. “Militante”, una de las actitudes más generosas, y responsables por el bien común, la transformaron en la caracterización de un sospechoso y sospechado.
El golpe de Estado, práctica siniestra y cobarde, (se gesta en las sombras y oculta por encendidas declaraciones previas de adhesión al gobierno que piensan destituir) es presentado como un acto patriótico, en defensa de la democracia, para lo cual comienzan por prohibir el funcionamiento de las instituciones; en defensa de las libertades, lo que significa encarcelar a la mayoría de la población; y en defensa del “ser nacional”, abocándose de inmediato a la entrega del país. a los intereses imperialistas. La invasión salvaje y criminal hasta el genocidio, contra países indefensos, para imponerles un gobierno títere, o directamente asumir el poder, es publicitado como la defensa del “mundo libre”
Estos ejemplos, breve muestra del lenguaje inventado por los canallas que dominan el mundo, están referidos a las grandes miserabilidades. Pero en la vida cotidiana, en las mínimas actitudes de la gente simple, también hay un lenguaje que esconde la activa complicidad de la población en la perversión del lenguaje y de los valores.
Esta complicidad incluye la aceptación sumisa de informaciones y definiciones tan groseramente falsas, como decirnos que las ballenas vuelan. El cuestionamiento a las supuestas verdades que nos venden desde el poder, significa tomar conciencia acerca de la sociedad en que vivimos y ello a su vez nos enfrenta con la decisión de resolver claramente, sin disimulos ni disfraces, si vamos a aceptar vivir la mentira organizada, o vamos a oponernos, con los riesgos y peligros que ello implica.
Vamos a recurrir a algunas definiciones de importantes figuras del sistema.
John Jay, explicitando el pensamiento de los “padres fundadores” de Estados Unidos, dice que “...los dueños del país deben conducirlo”. A su vez, Naom Chomsky, opina al respecto:
La máxima de John Jay es, de hecho, el principio sobre el cual se fundó y se mantiene la república... y por su propia índole, la democracia capitalista no puede apartarse mucho de este criterio”
James Mill, explica con notoria y siniestra claridad:
“el papel de los medios consiste en adiestrar la mente de la población (el subrayado es mío) para que manifieste una sana y virtuosa adhesión a su gobierno”
Edward Bernays, uno de los arquitectos del desarrollo de la industria de las relaciones públicas, sostiene que la “persuasión” es la esencia misma del proceso democrático
“con frecuencia, un dirigente no puede esperar a que la gente llegue a alcanzar siquiera una comprensión general... Los dirigentes democráticos deben intervenir en la construcción del consenso con vistas a objetivos socialmente constructivos”No estamos hablando de un fenómeno nuevo. En 1921, el famoso periodista Walter Lippman, escribía en “Public Opinion”: “la fabricación del consenso constituye una revolución en la práctica de la democracia... un arte deliberado y un instrumento habitual del gobierno popular (...) “los intereses comunes eluden en gran medida la opinión pública en su totalidad, y sólo pueden ser manejados por una clase especializada cuyos intereses propios vayan más allá de lo local”.
Finalmente, en cuanto a citas, ya que opiniones y definiciones abonando estos conceptos son espantosamente abundantes, Reinhold Niebuhr, repetidamente citado por Jimmy Carter, como uno de los hombres que más habían influido en él, decía que “... dada la estupidez del hombre común, era preciso darle ilusiones necesarias y simplificaciones emotivamente poderosas, en lugar de la verdad”.

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