viernes, 19 de septiembre de 2008

El arte en el siglo XX. El rock

La música rock, surgida en la década del 50 del siglo XX, se puede calificar como un fenómeno social, actuando sobre los jóvenes, en un momento de particular protagonismo de los mismos. Su éxito no descansa sólo en méritos musicales. La publicidad, la industria discográfica, los intereses del sistema, el desarrollo de los medios de comunicación; manejan la complicada trama de la moda musical. Debido a la complejidad del tema y a su expansión en el mundo, voy a centrar la atención sobre los dos países de origen: Estados Unidos e Inglaterra.
La década del 50, es plena etapa de posguerra. Estados Unidos está envuelto en contradicciones. Al mismo tiempo que enarbola hacia el exterior su papel de “campeón de la democracia”, especialmente en Europa, a quien “ayuda” con el Plan Marshall; hacia adentro, el senador Mc Carthy practica la caza de brujas contra el “enemigo rojo”; los generales del Pentágono reclaman el uso de la bomba atómica para dar le un escarmiento a Corea y ayudar a Francia en su guerra colonialista en Indochina.
La numerosa clase media, en una etapa de opulencia, envía masivamente a sus hijos a colegios y universidades, y les otorga generosas mensualidades. Esta independencia económica, paradójicamente ayuda al desarrollo de un nuevo pensamiento en la juventud. Otra consecuencia de la guerra, es que los menores de 25 años, son el 40% de la población. Esta importancia numérica, determina que el mercado modifique sus prioridades.
La mayoría de los jóvenes estudia y gasta sus dólares en el floreciente mercado discográfico. Pero un sector rechaza a esa Norteamérica de plástico. Hartos de la aburrida timidez del fox-trot, los jóvenes yanquis son sorprendidos por Bill Haley y sus cometas, que desarrolla una violenta gimnasia mientras canta. Bill Haley vende 15 millones de discos con su primer tema: Al compás del reloj. Varios artistas negros enriquecen este nuevo ritmo: Chuck Berry, maestro de una legión de nuevos músicos, Fats Dómino, Little Richard; sin embargo, “casualmente” el que monopoliza la fama y el éxito, será un blanco: Elvis Presley.
Elvis es una permanente contradicción. Dice interpretar la rebeldía de los jóvenes, pero los induce al consumo; Se opone a la guerra en Corea, incluso la satiriza en una canción “Hotel de corazones destrozados”, pero acepta obediente el llamado a filas, y filma varias películas, naturalmente mediocres, publicitando al “soldado bueno”.
“Elvis Presley es el rock con un toque de sensualidad. Dese su mirada ausente y enternecedora, hasta los tres botones superiores de su camisa, siempre desabrochados, todo en él contribuye a crear una imagen provocadora (…) es el típico seudo rebelde que impone la moda de la ropa de cuero y las motos de alta cilindrada, pero que obedece a papá”. Germán Leopoldo García. “La música beat. Los jóvenes frente al espejo”. Revista Los libros. Buenos Aires. 1972.
Surge y se desarrolla la industria Elvis. Se trata de fabricar rebeldes, dentro de este modelo. aparecen imitadores en todo el mundo: Johny Halliday, en Francia; Adriano Celentano, en Italia; the Everly Brothers, en Inglaterra; Johny Tedesco y el mismo Sandro, en su primera etapa, en nuestro país.
Pro los jóvenes crecen y las nuevas generaciones encuentran que ese ritmo golpeado (beat), no evoluciona. Elvis baja aún más su calidad, filma varias películas, coherentemente malas,
Mientras tanto en Inglaterra, Bertrand Russell es escuchado por multitudes de jóvenes pacifistas y las grabadoras y los medios de comunicación, alarmados por la invasión del rock norteamericano, inician una política de protección a la música nacional
Dos grupos dominan el medio: Los rockers, seguidores de James Dean (rebelde sin causa), aman a sus motocicletas, visten camperas de cuero, bailan un rock torpe, son fieles a Elvis y practican la violencia. Los mods, son todo lo contrario. Largas melenas, ropas extravagantes, partidarios del twist, más suave y menos gimnástico que el rock, proponen una salida escapista: amor y música. De este sector surgen Los Beatles.
Elvis había elaborado una respuesta a la sociedad de consumo, agresiva prefabricada. Los Beatles lo hacen desde el humor absurdo. Desde su inicio, cada presentación es un espectáculo muy estudiado. Melenas largas, pero cuidadosamente redondeadas, discreta y elegantemente vestidos, y especialmente mucho humor. A una sociedad asfixiada por el orden, responden con el placer del juego.
Su primer disco permanece seis meses en el primer lugar de ventas. Su primera presentación en televisión, como artistas principales, capta quince millones de espectadores. En su primer viaje a Estados Unidos, son recibidos fervorosamente.
Elvis, presionado por la maquinaria comercial, deja de lado los “buenos modales”, propone más agresión corporal, esto lo lleva a descuidar la letra de las canciones. Es ritmo, con una falta total de poesía.
En un camino contrario, los Beatles se acercan a Bob Dylan. Dylan es el gran juglar de la canción social. En el festival folk de Newport, en 1963, canta “Los tiempos están cambiando”, que se convierte en un símbolo para los jóvenes politizados. Dylan aporta a la canción un enorme caudal de poesía, De esta aproximación, los Beatles logran sacar a la poesía de los claustros, desempolvarla y derramarla por las calles-
Pero los Estados Unidos están preparados para industrializar y comercializar todo. Nace la Beatlemanía. Dice Umberto Eco: "La industria del beat realiza un peligroso interclasismo psicológico
Entre los calificativos con que se los anuncia o se los exalta, una connotación se repite en los medios, son un símbolo de la “rebeldía”. Abiertamente o sugerido, hay una permanente advertencia hacia estos melenudos “revolucionarios”; curiosamente también evidencia su simpatía. ¿Cómo se explica tanto afecto por estos “peligrosos revolucionarios”?
“El poder de la cultura de masas, está justamente en trabajar sobre deseos que detecta; su falacia, en que los transforma mediante la sustitución en consumo”. J.C. Kreimer “Beatles & Co.” Ed, Galerna, Bs, As, 1968.
En la década del 50. El sector juvenil actúa con enorme peso político y social. Se suceden en casi todo el mundo, manifestaciones contra la guerra en Vietnam y de repudio a la política belicista de Estados Unidos. Los jóvenes yanquis, además se manifiestan combativamente por los derechos civiles de los negros, por los derechos estudiantiles, por el rechazo al modo de vida norteamericano.
La lucha de clases; las guerras de invasión., con el consiguiente llamado a filas, a defender algo con lo que no están de acuerdo; el racismo; el orden puritano; son los terrenos pantanosos donde deben crecer, mientras, al final del camino, divisan una sociedad que respira aire acondicionado y los carteles luminosos, la polución, el consumo, amparados por la diosa tecnología, reemplaza a los antiguos y devaluados valores humanos.
“Los Estados Unidos son una nación esquizofrénica., La llamamos hipocresía, pero es esquizofrenia. Una modesta vida de apacible campesino, con aventuras militares draconianas; una nación que proclama el principio de igualdad de oportunidades para todos, con una cultura blanca encima de una cultura negra; una sociedad horizontal de amor cristiano, con una jerarquía vertical de las iglesias; (…) una nación de familias; una nación de calenturas ilícitas; una política de principios; una política de propiedad privada; un país de higiene mental, con un cine y una televisión que son verdaderos chiqueros mentales; patriotas que detestan la obscenidad y ensucian los ríos; (…) la lista tiene que ser interminable, (…) los chicos podían seguir yendo pacientemente a la iglesia, hasta que les toque el turno de incendiar aldeas en Vietnam Norman Mailer “Miami y el sitio de Chicago” Ed., Tiempo contemporáneo. 1970
El poder se ve en la urgencia por enfrentar estas muestras de rebeldía. Antes de que llegue a un estado revolucionario.
Por medio de la maquinaria publicitaria y de los medios de difusión, propone modelos supuestamente revolucionarios; identifica a grupos de fans histéricos, con los jóvenes politizados; inventa pautas a imitar; otorga una supuesta representatividad a los cantantes beat. Aquello que no puede falsificar o deformar, es .incorporado y repetido hasta la saturación. Las palabras “cambio”, “rebeldía”, “subversión”, “revolución”, son objeto de una repetición hartarte y una comercialización que degrada su valor y los despoja de contendido. La pu8blicidad es el edulcorante para la rebeldía juvenil.
Es que la realidad que los ahoga, es demasiado conflictiva:

Tanguito En nuestro país, desde los años 60, se había gestado una nueva manera de cantar. El rock nacional debió superar una seria contradicción. Picasso decía, refiriéndose a la colonización cultural, que, si una fábrica española, con materia prima española, maquinaria española, mano de obra española, fabrica banderas norteamericanas, el resultado ¿Se puede considerar un producto nacional?
Los jóvenes letristas, músicos, Intérpretes, iniciaron una búsqueda acertada de su identidad. Reflejar nuestras vivencias y cantarlas en nuestro idioma. Así surgieron las canciones de Litto Nebia, Luis Alberto Spìneta, Miguel Abuelo, de los primeros grupos. Manal, Los Gatos, Almendra, Los abuelos de la nada.
Para contrarrestar esta corriente, financiada por RCA y aprovechando el avance de la televisión, nace “La Nueva Ola”. Uno de sus principales integrantes, “Palito” Ortega, en medio de golpes militares y protestas obreras, canta una felicidad de dudosa categoría, o a niños provincianos indigentes, pero felices, porque pueden cantar. Una revista de la época “Nuevaolandia”, dice: “los jóvenes se rebelan contra el convencionalismo, pero son respetuosos de los valores consagrados”
La presencia del rock nacional no fue fácil. La sociedad se sobresaltaba por estos jóvenes insolentes, que cantaban a la libertad sin consignas partidarias; al amor, sin máscaras rosas; a la paz, sin panfletos ni sermones. En los años 60 y 70, el rock fue perseguido. Tener el pelo largo y una guitarra, era motivo más que suficiente para ser encarcelados. Esto los llevó a un desarrollo subterráneo.
“El influjo de la música beat o rock o como suela llamarse a esos ritmos, cadencias y compases que están de moda entre la extrema juventud, parece ser peligroso. Esta madrugada, a la 1,40, se había anunciado un festival en el cine Metropolitan. De inmediato, una docena de vigilantes estratégicamente distribuidos dentro y fuera del local, se encargaron de impedir cualquier alteración del orden. Afirmaron estar allí, para impedir el acceso de menores. Según explicó el oficial al mando, se trataba de una rutinaria operación de control. Los menores a quienes se impidió el paso, se concentraron en la puerta del cine, haciendo escuchar su protesta, pero sin alterar la tranquilidad. Finalmente la policía decidió actuar y se llevó detenidos a catorce sospechosos, para averiguar sus antecedentes; que, a juzgar por sus largas cabelleras, pantalones ajustados de colores chillones, y corta edad, deben tenerlos y muchos, pues su audacia es propia de delincuentes, Diario Crónica. Buenos Aires. 20-12-1968
En los 80, se suman León Gieco, “Charly” García, Raúl Porchetto, Serú Girán, ya lanzados a una franca canción testimonial y de resistencia.
La guerra de Malvinas por un lado, y el abrazo de figuras como Mercedes Sosa , Víctor Heredia y Roberto Goyeneche, provocan, no sólo la difusión negada hasta entonces, sino también iniciar la fusión con los sonidos urbanos y folclóricos.

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